Licitaciones con soluciones equivalentes para proyectos de pavimentación y competencia en el sector.

Uno de los temas que siempre ha sido objeto de discusión dentro del contexto de las obras de pavimentación, está relacionado con la toma de decisiones sobre la mejor alternativa técnica y económica de solución para este tipo de proyectos. En el país se instaló hace unos 15 o 20 años atrás el paradigma de que los pavimentos de hormigón son más caros en costo inicial, aun cuando
se reconocía que a largo plazo, dado sus menores costos de mantenimiento, resultan económicamente más rentables.

Lo anterior llevó en su momento a la conclusión -especialmente dado que en la industria en general se privilegian las soluciones de costo inicial más bajo- que no valía la pena presentar licitaciones con dos materialidades (asfalto y hormigón), sobre la suposición de que una de ellas era aparentemente más cara (el hormigón).

Ha pasado el tiempo, y con ello se han observado cambios en los precios relativos de los materiales y una evolución en las tecnologías de pavimentación a través de la optimización y mejoramiento continuo de algunos procesos constructivos. Lo anterior ha inclinado la balanza a favor de los pavimentos de hormigón, en gran medida debido a la aparición y uso de los pavimentos de losas cortas, tecnología que generó mayor competencia y economía de los proyectos.

Sin embargo, para algunos aun hoy el paradigma de costos no ha cambiado, lo que implica que tampoco haya cambiado la definición de la materialidad de los pavimentos en la etapa de proyecto, sobre la base de una suposición de costos poco realista dentro del contexto actual del país.

Recientes licitaciones en las cuales el hormigón ha competido directamente con soluciones equivalentes en otros materiales han mostrado que, hoy por hoy, los pavimentos de hormigón pueden ser competitivos en costo inicial, permitiendo una mayor competencia. Para identificar cuál alternativa es la más económica en un proyecto dado, es necesario que ambas alternativas compitan desde el principio en igualdad de condiciones.

Por lo tanto, si se persiste en no propiciar que siempre haya competencia entre alternativas de solución con diferentes materialidades dentro de los estudios de ingeniería y las licitaciones de obra, esto provocará que no se haga un óptimo aprovechamiento de los recursos. Adicionalmente, si los proyectos continúan estando predefinidos en su materialidad, simplemente se estará restringiendo la competencia y se limitarán las alternativas, lo que lógicamente repercutirá en el aumento de los costos para el mandante, que normalmente es el Estado. En este mismo sentido, aunque ciertamente en muchos casos se permite a los oferentes de una licitación presentar alternativas, también es cierto que estas opciones corren con desventaja frente a la solución oficial y es cada vez más difícil hacer el cambio de materialidades una vez asignadas las propuestas.

El mejor argumento de la realidad de esta situación, se puede observar en el vertiginoso incremento de los pavimentos de hormigón de losas cortas en vías privadas, calles interiores y patios de carga en industrias, donde hoy es una alternativa completamente consolidada, y de hecho, es probablemente la alternativa más utilizada actualmente en estos casos. En conclusión, la solución es simple, volver a una sana práctica, que existió por muchos años en el país, y que consistía en hacer las licitaciones de proyectos de pavimentos considerando al menos dos soluciones técnicamente  equivalentes, de manera que fueran los oferentes quienes pudieran presentar aquella que en una situación particular se considere como la más conveniente. Es importante no olvidar que la competencia propicia una regulación del mercado, de la cual son precisamente los Mandantes los directamente beneficiados, porque los proyectos tenderán a costar lo que corresponde.

Facebook
Twitter
LinkedIn
0
    0
    Carrito
    Tu carrito esta vacíoVolver a la tienda