Chile y la evolución de su construcción antisísmica, un ejemplo a nivel mundial

En una reciente columna de opinión publicada en el sitio web de Radio Biobío, a propósitos de los 15 años del terremoto del 27F, Fernando Yáñez Uribe, director del Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación de Estructuras y Materiales, IDIEM, destacó la capacidad de resiliencia que Chile se ha forjado a través de un proceso de constante aprendizaje y actualización normativa.

Chile es un país que sabe de sismos de alta intensidad y de los que ha extraído lecciones para mejorar sus métodos constructivos. Prueba de ello es el aprendizaje que dejó el megasismo del 27F que, de acuerdo con la columna de opinión que Fernando Yáñez Uribe, Doctor en Ingeniería Civil de la Universidad de Cambridge y director del Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación de Estructuras y Materiales, IDIEM, se tradujo en lecciones que se incorporaron a la normativa y se traspasaron a la forma de edificar en nuestro país.

El director de IDIEM enfatizó que, con cada sismo de alta intensidad ocurrido en nuestro país, se extrajeron lecciones que mejoraron la capacidad de adaptación y resiliencia que caracteriza a la edificación chilena. “Por ejemplo, el terremoto de Chillán en 1939 significó la erradicación del adobe como material de uso masivo; y el de 1985 mostró la necesidad de mejorar el comportamiento de las albañilerías armadas. El denominado megasismo del 27F ha ratificado que el edificio chileno, de hormigón armado y numerosa cantidad de muros, tiene un comportamiento excepcional”, comentó.

En ese sentido, Fernando Yáñez destacó la rápida instauración de una norma transitoria en materia de diseño sísmico en los meses posteriores al 27F, que sentó las bases para la evolución a largo plazo de un sistema regulatorio más riguroso y técnicamente avanzado para el hormigón armado.

“En comparación al anterior terremoto registrado en la zona central del país en la década de los ’80, la emergencia de 2010 se encontró con un parque habitacional caracterizado por el boom de los edificios de altura con estacionamientos subterráneos. La mínima fracción de edificios con daños estructurales (cerca de 40 en un universo de más de 9 mil) fue mayoritariamente resultado de un detallamiento inadecuado, que ha sido corregido en la normativa actual”, puntualizó.

Pueden revisar completa la columna de opinión del director del IDIEM, AQUÍ

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